sábado, 12 de abril de 2008

Cool Jazz

22:50 hrs. Media luz naranja en los rincones. Figuras inertes y erguidas sobre sus pedestales, plastificadas algunas, desnudas otras, parecen aves que se han detenido y quedado para siempre. Pájaros humanos. Y más de alguno mira de reojo a los amigos que por más de 3 horas exhalan un humo blanco por nariz y boca. Les ven reirse a carcajadas y quedarse mudos, casi tan pétreos como ellos mismos, como si sus mentes hubiesen atrapado alguna idea al vuelo y por largos minutos giraran por el techo, y más allá.
Miles Davis y su Cool Jazz cubre todos los objetos con su sonido.

- Para qué?

- Cómo para qué?

- Si Dios existe, para qué?

Hubo silencio.

- Ya, sería reconfortante que Dios existiera.

Vuelven a fumar.

- Tengo casi 40 años y te digo que una sola cosa me anima seguir viviendo.

- Qué? fumar, las mujeres? - bromea su amigo.

- Nooo! - se toma su tiempo - la belleza.

Nuevo silencio.

- Piénsalo. De entre todos los placeres de este puto mundo, digo: los placeres mundanos y comunes, y los sublimes, son estos los que contienen, en esencia, a Dios.

- Espera, espera, quieres decir que hay algo de Dios en el placer?

- Claro! sino por qué nos atrae tanto? pero, te repito: no estoy hablando de todos los placeres, sino de leer un buen libro o contemplar pintura o, qué se yo, una catedral del siglo XIII. O, escuchar a Miles Davis o un adagio de Bach nos da un placer especial. Es un goce distinto al sexo o a comer.

- "Sin música la vida sería un error"

- Ajá, Nietzsche! me comprendes.

- Creo, y el mismo decía: "Tener fe significa no querer saber la verdad". Será por eso que irremediablemente, amigo mio, no creo en Dios. O no me alcanza la fe para creer... pero, si. Si, si, me pasa con el arte lo que dices.

- Es más que un facilismo técnico lo que lees o ves u oyes y que te provoca esa sensación; tiene algo divino, superior, admirable. Si Dios no esta ahí, entonces, dónde?

Phillipe se incorpora. A josé se le figura un árabe a punto de largarse a una guerra santa para cortarle la cabeza a todos los impíos del arte. Y es que con el pelo largo y negro, flaco y trigueño, a su amigo nada más le falta la barba y el traje ad hoc, y perder, definitivamente, el acento francés.

- Entonces, si crees en Dios - agrega José.

- En ese sentido, si - afirma Phillipe mientras sirve las pequeñas copas de Absenta.

- Me puedes decir, de dónde carajo sacaste Ajenjo?

- Ja, ja. Amigo mío: sabes que se cuenta solo el milagro... - le ofrece la bebida - No soporto cuando me vienen con eso de "que Dios se manifiesta en su sabiduría incomprensible". Si existe, cómo permite un Auschwitz o todas las barbaridades y absurdos de este mundo?!

- Si Dios es belleza, cómo permite la fealdad?

Phillipe, apoyado en su ventanal, bebe a sorbos su "hada verde". José, harto de los almohadones, va hasta la biblioteca. Le toma esfuerzo no cerrar los ojos para desconectarse. Luego de unos minutos, coge un libro del Bosco y se desliza hasta el sillón de labios rojos, una copia del Mae West que su amigo se trajo desde Paris.

- En serio que a veces he pensado en el suicidio y lo único que me ha detenido es la belleza. Saber que aún tengo tanto por leer, por apreciar y por crear, me han sujetado a esta tierra.

José se imaginó dando un salto de cuatro metros muy lento, alcanzando a cogerle del pelo o de su camisa lino crudo, evitando una aparatosa y larga caída sobre la calle.

- Y la fotógrafa? no ha venido? - creyó necesario tratar de animarle un poco.

Pero su amigo ya se paseaba por el taller parloteando de sus proyectos. Gesticulaba con sus largos brazos y dibujaba volumenes en el aire. Fué y descubrió una de sus esculturas. Hizo toda una breve exposición sobre el ritmo de Moore, de cómo se craneaba para su obra barroca parodeando al Éxtasis de Santa Teresa, y bla bla bla. José, ojos cerrados, junta colores en su inventario neuronal. Apenas, los abre y ve como su amigo urguetea entre sus discos y extrae uno de etiqueta dorada. Vuelve a cerrarlos...

- La belleza nos salva... - murmura - me salva cada día...

- Comprendiste al fin! - le responde Phillipe.

En eso la aguja de la mesa de sonido ya corre por los surcos del vinilo. Phillipe vuelve a encender su pipa de hachis.

- "Si las puertas de la percepción se limpiaran"... - inicia el.

- "las cosas aparecerían a los hombres como son: infinitas" - Espetó José.

Y Jim Morrison ya estremecía toda la habitación: Break on Through!!

3 comentarios:

Pantruca mamá dijo...

Muchas gracias pro pasar por mi blog, aunque recuerda, la poesia, es también masculina

OchoCerditos dijo...

Nunca pensé que podría formar parte de una obra: sé que estoy en ella de alguna forma, pero el que algo de mí esté en ella no la hace arte. Lo artístico está en que has logrado recrear el momento, las sensaciones, los sentimientos ese "no sé qué", que sólo puede hacer el arte de verdad. Recuerdo en este instante el ensayo de José Ortega y Gasset llamado: "La deshumanización del arte". En él Ortega no dice que el arte muestra la vida en su ejecución, es decir que sobrepasa la objetividad o subjetividad: ver la escultura "el beso de Rodín no es asistir a una exposición objetiva de un beso: es más bien, artísticamente hablando, asistir al beso desde dentro, como si uno mismo estuviera besando.

bacheano, estás en buena senda: te lo dice alguien que, sin alardeo alguno, ha leído a muchos prosistas. ¡No tiene nada que envidiarle a ninguno de ellos! Sólo debes hacer tu obra.

Bacheano dijo...

Amigo y compañero de camino: trabajo en ello. En ocasiones, la labor se vuelve más pesada. A menudo, incluso, debo lidiar conmigo mismo para llevar a buen término mis creaciones, superar el tedium vitae, el desgano, la sensación de que jamás se convertirá en nada más que un relato en un blog. Pero, a pesar de estas nefastas sensaciones, le soy fiel a mi sentir y creo, me siento a develar un rastro de mi alma.
Gracias por tu aliento.